Por fin ha caido el último de los rebeldes independentistas catalanes que, gracias a la ayuda del Eurogrupo, será traído a España para que conozca la última moda en cárceles que tenemos. Ya casi están todos enchironados, qué gran obra la del gobierno de España, sin mover un dedo, está capturando a todos los disidentes separatistas, con un juez, independiente como corresponde a un verdadero Estado de derecho, que se rige por una rigurosa división de poderes, donde ninguno de sus tres poderes comete injerencias en alguno de los otros. Por favor, no me hagan de reir.
El Código penal tipifica el delito de rebelión, con el ingrediente imprescindible del uso de violencia, sin especificar lo que entiende por violencia. Pero el juez del Supremo no necesita que el código le ayude, dado que encuentra rasgos equiparables a lo que él entiende por violento y los encuentra en los hechos de septiembre y octubre del 2017, ocurridos en la calle, que tenían por finalidad, según consta en el auto, "doblegar a la autoridad". Para este juez, no hace falta que se agreda a las personas para que exista violencia, basta simplemente tener la intención de que la autoridad, se supone que se refiere tanto a los Mossos de Escuadra, no pueda intervenir al verse desbordada "por tanta violencia" como al gobierno estatal. Y ello después de que se acusó a los Mossos de no haberse mostrado más contundentes con los violentos. Supongo que su señoría, más versado que yo en estas cosas, sabrá explicar.
Lo de que el juez del Supremo se inventa un delito que no existe, a base de rellenarlo con elementos delictivos que no se produjeron en los hechos, según consta en su auto de procesamiento, no es ninguna broma. Este juez considera como rebelión la interpretación que él hace, de unos hechos que no están tipificados como constitutivos del delito de rebelión. Es decir, este juez añade al supuesto de rebelión elementos que no ocurrieron, quizá con la intención de hacer de aquel, un delito más rico de contenidos a su favor. Incluso para darle más dramatismo al asunto. Mas eso no es prevaricar, verdad que no?
Y ahora qué va a pasar? Nuevas elecciones para julio, dicen, y de ahí, nuevo candidato a la Generalitat, al que se le note menos su preferencia por los catalanes partidarios de la secesión. Y seguiremos con el carrusel, girando y girando la rueda de la fortuna, como la de los casinos, hasta que la bola se quede en el número del gobierno-ganador. Y si vuelven a sumar mayoría los independentistas, qué va a hacer este gobierno que no hace nada, por estar su lider congelado? Seguir aplicando el 155 tan benefactor, ya que siempre tendrá de su parte, jueces dispuestos a acusar de rebelión a todos los que no acaten su Constitución, y sin necesidad de hacer política, para qué, la política queda así reducida a aprobar presupuestos o prorrogar el existente.
De los independentistas, qué se puede decir? Nunca se han querido dar cuenta que un gobierno de España, conservador o progre, jamás de los jamases, se sentará con ellos a hablar de independencia, de ruptura de la unidad de España. Jamás. Aunque sí que lo saben, cómo no van a saber eso? Es decir que, sabían donde se metían, y aun sabiéndolo, decidieron enfrentarse al gélido Rajoy y su fiel escudera Santamaría, y los independentistas no querían ni oir hablar lo que se decía desde la Moncloa, que no, que eso es ilegal, que había que respetar las leyes. Ellos seguían burlándose del gobierno sin reparar que, de quien verdaderamente se estaban burlando era del Estado, de derecho o izquierdo, del Tribunal Constitucional, de los letrados del Parlament y de sí mismos que también son Estado. Por eso no nos podemos lamentar de que estén en la cárcel, ellos debían saber que estaban jugando con fuego, que estaban golpeando al Estado y si lo sabían, entonces es que son unos necios. Porque hacer algo ignorando sus consecuencias, es de ingenuos pero hacerlo sabiendo que se la juegan, no es de estúpidos es de mártires cristianos, pero también una necedad, por tratar de tomarle el pelo a Leviatan.
De los independentistas, qué se puede decir? Nunca se han querido dar cuenta que un gobierno de España, conservador o progre, jamás de los jamases, se sentará con ellos a hablar de independencia, de ruptura de la unidad de España. Jamás. Aunque sí que lo saben, cómo no van a saber eso? Es decir que, sabían donde se metían, y aun sabiéndolo, decidieron enfrentarse al gélido Rajoy y su fiel escudera Santamaría, y los independentistas no querían ni oir hablar lo que se decía desde la Moncloa, que no, que eso es ilegal, que había que respetar las leyes. Ellos seguían burlándose del gobierno sin reparar que, de quien verdaderamente se estaban burlando era del Estado, de derecho o izquierdo, del Tribunal Constitucional, de los letrados del Parlament y de sí mismos que también son Estado. Por eso no nos podemos lamentar de que estén en la cárcel, ellos debían saber que estaban jugando con fuego, que estaban golpeando al Estado y si lo sabían, entonces es que son unos necios. Porque hacer algo ignorando sus consecuencias, es de ingenuos pero hacerlo sabiendo que se la juegan, no es de estúpidos es de mártires cristianos, pero también una necedad, por tratar de tomarle el pelo a Leviatan.