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jueves, 8 de marzo de 2012

Gallardón y la mujer

La verdad es que este hombre me inspira. Aparece ahora como ministro, haciendo llamativas propuestas de lo que parece ser una protección a la mujer y aprovecha el día que los hombres han instituido en favor de ésta, para hablar de "violencia estructural" como forma de presión que la sociedad ejerce sobre la mujer  para que haga lo que no quiere y sólo atendiendo al escándalo consecuente. Si una joven decide que no es el momento de tener hijos, no es por el trastorno que pueda ejercer sobre su vida tomar esta decisión. Por el contrario, se debe a la "violencia estructural" que forzaría a la chica a abortar, sin tener en cuenta si eso es lo que ella quiere o no. No digo que no pueda darse este supuesto, pensemos en una joven musulmana, sujeta a la voluntad familiar, lo que supondría para ella un embarazo fuera del matrimonio. Pequeñas serían las consecuencias sobre ella, si quedaran limitadas a los consejos que está dando ese imán de Tarrasa, que recomienda a maridos, padres, hermanos, utilizar la vara para enmendar los errores de la mujer. Debe ser esto con lo que quiere acabar Gallardón, con ese estigma maldito que pesa sobre la mujer en el Islam. En este caso, hay dos cuestiones: una es el respeto a la ley en un pais de acogida que todo extranjero debe acatar y otra, muy diferente, es el papel que tiene que jugar la mujer musulmana dentro de su cultura hasta conseguir un reconocimiento de los suyos como una igual. Les queda un camino muy largo a recorrer a las musulmanas, si de verdad les interesa ser reconocidas como seres humanos y no como animales. Y eso lo tendrán que hacer ellas dentro de sus paises como lo hicieron y siguen haciendo aun, en los nuestros desde los tiempos de las sufragistas.
Pero estamos aquí, y el ministro "ilusionado con serlo", según dijo su gran amiga la señora Aguirre, se nos ha ido a lo estructural, para lo que no sé si será necesario recurrir a Lévi Strauss, fundador de la antropología estructural, para saber si lo que dice el que fuera alcalde de Madrid, tiene cabida en ese autor o se trata de una simpleza propia de Gallardón, que en eso es un atleta. Pensemos, según su punto de vista, que si la violencia forma parte de la estructura y ésta es el andamiaje sobre el que todo está sujeto, podría ocurrir que si elimina una de las partes de esa estructura, la violencia en este caso, se nos podría caer la casa, por lo que recomendaría al ministro de justicia, se informase antes de seguir adelante con su idea, y recurriese a expertos en estructuras o en semántica, no sé en este caso cual sería lo más acertado. Con sinceridad, este hombre promete ser un filón por explotar.