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miércoles, 13 de diciembre de 2017

El varón rampante

Un título el de este texto que en nada tiene que ver con Cósimo,  el personaje  de la novela de Italo Calvino que además es el de barón, título nobiliario de inferior categoría. Sí en cambio, con el de rampante en cuanto que se refiere al varón que  atrapa a los demás con sus garras y los seduce. Una especie de (ahora se dice mucho lo de "una suerte de") hipnotizador, de hechicero que a todos encandila. Sí, me refiero a esos hombres que seducen al resto con sus encantos, una especie de tiranos que se ven a sí mismos en lugar preeminente respecto a los demás. Cierto es que hay gente deseosa de ser deslumbrada, atrapada, debilidad que es aprovechado por este depredador.
En un sabroso artículo de Muñoz Molina, aparece una tipología muy real de estos faunos, unos tipos siempre masculinos, en la que seguro que encajaría como un guante a una manos adecuada, la figura de alguien cercano a nosotros.
Quien no ha conocido algún gurú de secta, por el que se han sentido subyugados muchos jóvenes, tal vez por esa necesaria y cómoda pasión que se siente por un lider con cierto carisma. No me voy a referir a los totalitarismos, nada de eso, sino a gente de nuestro entorno.
Pues sí, he conocido casos así, de parejas que habiendo emprendido juntas la ruta de la vida, poco a poco se van distanciando, no en los sentimientos que es otro cantar, sino en las metas a conseguir. Se me dirá, hombre es que los hombres corren más, son más audaces y ambiciosos, etc. Otro mito, no tampoco. Todo empieza con un recetario de consejos que el varón recomienda a la mujer, sabedor de la necesidad que ella tiene. "Tú lo que tienes que hacer L es esto que yo te digo, es lo que te conviene" o "no hagas esto, mejor dedícate a esto otro". Mientras él, que no necesita orientación alguna porque goza de inspiración divina, continua con lo suyo, su carrera, su promoción para subir peldaños, sus estudios. Ella, entusiasmada, cegada por la ilusión que le inocula el prócer que tiene en casa, se sacrifica por su carrera (la de él) que puede devenir incluso en crítico de arte de magazine especializado y le ofrece toda la cobertura necesaria para sus logros. Ante la brutal asimetría que se va labrando entre ambos, él muy certero siempre encuentra la solución final. Mira E (esta es otra), tenemos que dejarlo, reconozco que me has ayudado mucho desde nuestros duros comienzos, cuando tenía que leer todo lo existente de cierto artista para poder comentar sobre su obra, o cuando encontraste aquel estudio, precioso y barato, un chollo, en una recoleta plaza del centro histórico de la ciudad, con árboles en el exterior, donde mi espíritu podía encontrar el sosiego que requiere toda actividad creativa del intelecto.
Afortunadamente, en el libro que cita Molina y sobre el que está basado su artículo, la autora Anne Roiphe, quien también cayó en las garras de un varón rampante, logró librarse de su hechizo demostrando a su marido que valía más que él sin tanta pose ni arrogancia. Ojalá a mis dos amigas les haya ocurrido otro tanto y logrado salir de su estado de hipnosis, se lo deseo.

martes, 5 de diciembre de 2017

El error judicial

Puigdemond dice ahora que no descarta salir corriendo, que está volviéndose majareta y que la independencia puede esperar. No es descartable tampoco, que haya perdido ya esa fe mesiánica en el mensaje recibido que le inducía sin poderlo evitar, a cometer toda una serie de dislates y felonías, a sabiendas, es decir, con plena consciencia de que lo hacía, que han servido para poner Cataluña a los pies de los caballos cual circo romano. Muy al borde del abismo? No lo creo así.

A ver, como se dice ahora. Jueces y fiscales, ateniéndose escrupulosamente al mandato legal, han llevado a la cárcel a todo un gobierno autonómico después de que hubiera sido destituido. Era eso lo que había que hacer? Para jueces y fiscales, sí, ellos no tienen en cuenta la repercusión social de sus actos, y sólo piensan en los bienes jurídicos que han sido violados, en este caso la legalidad. Y eso es actuar con inteligencia? No, evidentemente, a  jueces y fiscales no se les pide ni exige el uso de la inteligencia, sólo aplicar el reglamento. De haber actuado con inteligencia, no habrían enchironado a todo un gobierno ni tampoco excarcelado  a unos cuantos y no a todos.  Y eso por qué? 
Porque de la manera como lo han hecho, puede hasta resultar beneficioso para la causa independentista. Todo nacionalismo tiene su victimario, esa especie de cementerio en el que ellos depositan sus sufrimientos. Mitos ancestrales y mucho sufrimiento y una facilidad calculada para activar los surtidores lacrimales, como hacía la Rovira mientras clamaba por una libertad sustraída a los catalanes que, ahora resulta que no tienen, los catalanes. Por eso digo que, no es bueno alimentar el victimario de los nacionalistas, bastante ponen ellos de su parte.

Sin embargo,  jueces y fiscales son meticulosos y lo escudriñan todo, calculando la medida del delito y la parte de pena que le corresponde a cada uno, ni un centímetro más de pena, ni de menos.
Jueces y fiscales, están pidiendo siempre que se les deje actuar con independencia, sin intrusiones, sin presiones, para que sus autos y sentencias ajusten rigurosamente a derecho. Lo de menos para ellos, es que sus sentencias puedan servir mejor o peor para las estrategias de otros, en este caso de los independentistas. Ellos se ajustarán siempre a derecho, sin salirse nunca de él. Sí, de verdad?

Entonces, qué es lo que se podría decir de esos jueces, fiscales y abogados, todos expertos en aplicar las leyes, cuando especulan sobre si unos ojos abiertos o cerrados en una víctima de violación, significan cosas diferentes, que se sufre o se goza, dando así motivos para que su dictamen cambie de dirección? Qué decir de aquellos jueces que han llegado a preguntar a la víctima de violación (una jueza, en este caso) si llevaba bragas ese día, porque claro está, unas bragas bien puestas pueden proteger a una dama, no a una cualquiera claro. O si en el momento del forzamiento a la víctima, hubo resistencia por parte de ésta, si cerró o no las piernas para disuadir así al atacante?  A eso se le llama ajustarse a derecho? 

Resulta difícil comprender que en casos así, se esté actuando conforme a derecho, en todo caso sería al derecho de ese juez.  Los profesionales del derecho, jueces, fiscales y abogados, tienen su moral y cuando están trabajando, en vez de colgar su moral en un perchero, se la llevan consigo y la aplican junto a las leyes. Quiere esto decir que, usando sus propios principios morales en los casos judiciales,  los jueces se sentirían más reforzados al emitir la sentencia? Podrá hablarse entonces de la existencia de un error judicial? Desgraciadamente no, porque una vez declarada la sentencia, el error judicial no existe, como quedó demostrado en el caso Calas, del que nos hablaba Leonardo Schiaschia en una de sus novelas.