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miércoles, 6 de junio de 2012

Honores a la reina

La reina de Inglaterra ha quedado conmocionada por el homenaje que acaba de recibir de sus paisanos, de cantantes y artistas de estilos diversos que le han mostrado su cariño en la puerta de su casa, el Palacio de Bukhinham. Ha sido una muestra de calor y agradecimiento por lo que la Corona representa para los británicos, estos que son muy tradicionales, no olvidan que es la Corona, la Royal Crown la insignia bajo la cual ese gran país fue uno de los más grandes, el que más en su época de esplendor.  Todo se hacía y se hace en nombre de Her Majesty. La Corona británica por deseo de su pueblo, está sujeta a las críticas que éste quiera hacerle, para lo cual disponen de una "scandal presse" que es la que airea los trapos sucios cuando los hay. Y nunca pasa nada, porque todo se puede corregir y sobre todo porque no hay infiltrados en sus filas capaces de aprovecharse de ese trato de favor que siempre van a recibir de la sociedad por el hecho de pertenecer a la Corona. 

Nuestra Corona, goza de buena salud, aunque suene a broma en estos tiempos que corren. Los españoles siguen viviendo en permanente agradecimiento, si no hacia la Corona, sí ante el rey que tiene nombre y apellidos. Una cosa es la institución monárquica, la Corona, y otra muy distinta, su rey, que se llama Juan Carlos. Es por ello que el heredero trata de conseguir el mismo cariño y agradecimiento del que ha gozado y goza su padre. Quiere esto decir que, para conseguirlo, se verá abocado a lograr alguna hazaña como la de parar un golpe de Estado? No creo, pero el heredero tiene que parecer al menos que estaría dispuesto a ello si llegara el caso. Ya veremos..

Luego está la familia, la que se elige, yernos incluidos, donde la existencia de una separación conyugal, no debe ser motivo de reproche de ninguna índole, porque en la sociedad se está dando todos los días y la familia regia ya no lo es por la gracia de Dios. Pero muy distinto es el pelotazo de Urdangarín, que nos ha recuperado esa tradición tan nuestra y tan de moda en  los años ochenta y noventa, de enriquecerse rápidamente por el hecho de las "buenas amistades". Sin el menor escrúpulo, este individuo no tenía bastante con el "status" conseguido, quería más y se aprovechó de su posición,  insultando no sólo   a su familia sino a todo el pueblo español, porque esto no lo he oído decir a nadie todavía. El duque de Palma se ha burlado también del pueblo español y no se ha dignado aún a disculparse por ello. La entrada a la familia de miembros ajenos a la sangre azul, se vio bien por casi todos, era una muestra de salubridad, de vitalidad que da la savia nueva, tan carente de ella por tantos siglos de endogamia y casamientos amañados. Por eso, nuestra Corona, que históricamente no ha gozado del prestigio del que ha gozado siempre la británica, con reyes felones y reinas de alcoba, debería  dar un paso al frente y mostrar más firmeza ante este asunto de la que ha tenido hasta ahora y no estaríamos viendo,  como la tonadillera mayor de España, se acaba de comparar con la infanta en el diferente trato que recibe de la Justicia respecto a doña Cristina, que parece siempre ausente de lo que ocurre a su alrededor. El caso es que, gracias a Urdangarín, la Monarquía está siendo cuestionada desde algunos sectores de la sociedad. Si bien no es argumento suficiente este hecho luctuoso para pedir la reforma de la Constitución que, como algunos saben es muy rígida para ser reformada, sí debería servir para que la familia se pusiese las pilas de una vez por todas. Continuará.

1 comentario:

  1. Pues tal y como comentábamos el otro día al calor de la barra de un bar, que aunque se interponía entre nosostros podría más bien uno de los hilos conductores tan buscados por aquellos de nosotros que disfrutamos escribiendo, (o puente entre cliente y camarero) como prefieras, el que en un reino como el británico, retratado como tradicional, conservador y de humor difícil se aireen los trapos de la familia real, se comenten, se valoren y se critiquen en los medios de comunicación, en la calle, en los patios y en las casas de bien y de no tan bien, en mi opinión refleja un signo de buena salud en lo que refiere a libertad de expresión y opinión. Por parte de los comentados, en lo que respecta a su estoicismo ante el aluvión de comentarios, bien o mal intencionados; y por parte de los que comentan, más o menos lo mismo, tambien exponen sus elucubraciones a la mirada del "atento público". En fin, que tal vez en España sigamos sufriendo el "qué dirán", "mira que van a hablar", etc, que tanto se se oía en tiempos de maricastaño y sin embargo los ingleses hace tiempo que supieron catalizarlo como canal de deshago, termómetro y fuente de información valiosísima, por cierto.

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