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miércoles, 25 de mayo de 2016

Los cínicos modernos

Por qué prolifera tanto la corrupción en España?
Aparte de la tradición  que existe en España en este terreno, hay otros elementos que la hacen fácil de soportar por quienes la practican. No es sólo esa falta de lo que los griegos llamaban aidós, respeto, sentido moral, vergüenza, tan importantes para la convivencia cívica. También los corruptos utilizan otros mecanismos de racionalización que hacen posible  la proliferación de la corrupción.  Se trata de la auto justificación que se desarrolla automáticamente en nuestro cerebro para superar las incoherencias entre nuestros valores y nuestra conducta, lo que en psicología se conoce como “disonancia cognitiva”.
Se pueden utilizar argumentos para justificar comportamientos inmorales: “es legal”, “los otros también lo hacían”, “creí que era legal”, “me lo merezco porque no me pagan lo suficiente”, son algunas de las ocurrencias que utilizan los corruptos para justificar su conducta cuando les han pillado. Y es esa necesidad que tenemos de coherencia, la que nos lleva a justificar nuestras acciones ante los demás.

 Estamos viendo como, desde hace meses, surgen más y más casos de corrupción, unas veces individuales, otras son auténticas redes sociales de la corrupción, en las que aparecen individuos ligados a la política y al mundo de la empresa,  mafias si se quiere. Todo lo cual constituye un auténtico escándalo que seguro no estaba en las intenciones de los mafiosos. Pero los escándalos, sirven para escandalizar, algo que aquí lo resolvemos volviendo a votar a los autores de los escándalos, y aportamos la justificación de que no todos en el partido son unos corruptos votando a nuestro partido de toda la vida, con lo que nuestra conciencia se tranquiliza y nuestra conducta también resulta coherente.

Volviendo de nuevo los ojos a Grecia, incluso a la Grecia arcaica, existía allí una cultura de la ejemplaridad como complemento a la ciudadanía. Hoy día, se podría ver la corrupción como la manifestación más vulgar del nuevo rico pasada a la política, una especie de fatalidad zoológica que aprisiona al ser humano en cuyo rescate ha de intervenir la educación como vía para ser ciudadanos. Pero en la Grecia antigua, no llegaban a tanto, a los que por un afán de provecho conculcaban las normas de mutuo respeto, el decoro, la decencia, el sentido moral en definitiva, simplemente se les llamaba “perro” ya que a este animal le caracterizaba la falta de aidós, respeto y vergüenza que, junto con el sentido moral eran muy importantes para la convivencia. El hombre griego, al actuar sin vergüenza a la manera bestial, justificaba así la equiparación con el perro, con su misma desvergüenza e impudicia. De esa manera se señalaba así a los que no estaban dotados para la convivencia. Y eligieron al perro porque, sin ser una fiera salvaje, sino un compañero fiel del hombre, doméstico y domesticado, es muy poco gregario e insolidario con los suyos y está dispuesto a traicionar a la especie canina y pasarse del lado de los humanos si con ello sale ganando. Es agresivo y fiero y fiel y cariñoso según sus relaciones. Vive junto a los hombres pero mantiene sus hábitos naturales con total impudor. Comparte con el esclavo el saber obedecer las órdenes de su amo, pero no mucho más. Es sufrido, paciente, fiero con los extraños y se acostumbra a vivir con los humanos aceptando lo que le echen para comer. No se oculta para hacer sus necesidades ni para sus tratos sexuales, roba la comida que encuentra y se mea en las estatuas de los dioses, sin miramientos. No pretende honores ni tiene ambiciones. Sencilla vida es la del perro.
Los que empezaron a llamar a Diógenes de Sinope “el Perro”, (siglo IV aC), tenían la intención de insultarle con ese epíteto tradicionalmente despectivo, pero a él le parecía muy apropiado el calificativo y le enorgullecía, pues había hecho de la desvergüenza uno de sus distintivos y el emblema del perro debió de parecerle el más adecuado a su conducta. El ejemplo que Diógenes intentaba inculcar en aquella población, era una llamada a sus conciencia ante el desmoronamiento de los antiguos valores de las polis como consecuencia de las guerras griegas, propugnando una ejemplaridad austera en las necesidades del hombre.
Los cínicos actuales, corruptos como los Rato, Blesa, tarjetas black en Bankia, ERES en Andalucía, Gurtel,, Granados, Bárcenas, etc., podrían ser calificados de “cínicos” según el modelo griego, es decir, de “perros”, por su desvergüenza y falta de pudor? Se avergonzarían de ser calificados así o como Diógenes el Perro, se sentirían orgullosos al ver como la población, en el caso de los políticos,  les sigue votando? La respuesta, en las próximas elecciones.



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