Pertenezco a una generación que creció con la lectura de periódicos en papel del que emanaba un embriagador olor a tinta. Lo hice desde muy pequeño porque en mi casa familiar se compraba cada día al menos un periódico. He continuado con esa tradición hasta la actualidad y pienso seguir haciéndolo. La lectura diaria acompañada de un café y un cigarrillo después, es uno de esos placeres mañaneros de los que no pienso prescindir. La prensa digital, sin desdeñarla en absoluto puesto que la consulto a diario, no va a desplazar mi cariño por el papel. Otro amigo inseparable es el cine. Lo es desde mi más temprana edad, desde que iba de la mano de mi madre a ver películas en doble sesión, a los cines de mi barrio que costaban tres y cuatro pesetas. Desde entonces los precios han cambiado evidentemente y es eso, el precio actual del cine, lo que inhibe a mucha gente, demasiada desgraciadamente, a asistir a las salas hoy en día. Creo que esa disculpa es falsa, puesto que los precios de todo lo que se consume han aumentado como no podía ser de otra manera. Cuando preguntas a alguien por la última película estrenada, te contestan que ya la verán en casa, en un DVD, antes video, o bajada de Internet, como si eso tuviera algo que ver con la visión del cine en una sala con público.
Con el cine, está pasando como con la prensa gratuita, a cuyo soporte llaman periódico al igual que al DVD llaman cine. Cine en casa, en el sofá y prensa gratuita tan efímera como la duración de un trayecto en metro.
Ambos, el cine y el periódico diario, son componentes de una cultura que se desvanece, ambos pasan por momentos trágicos con desaparición de periódicos y salas de cine. Los Alphaville, ahora Golem, los Renoir, los Verdi, para los que amamos el cine en versión original, son diría yo, los herederos de aquel cine de "arte y ensayo" de los tiempos de la dictadura, o nuestra querida Filmoteca que, tal vez por ser del estado, todavía sobrevive. Pero la realidad es muy triste, las salas están vacías todos los días excepto los fines de semana. Incluso en algunos cines, ya no se edita la hoja de papel que informaba sobre la película. Creo que la población está demasiado relajada viendo ante sus narices como perdemos interés por aquello que nunca debería desaparecer. Los precios, no son un motivo, una vez a la semana 8 €, es lo que cuesta una copa en un bar cualquiera y de eso no se prescinde. Tampoco de una entrada de futbol de 150€, por qué recortar del cine y dejar de lado los artículos de opinión de la prensa escrita? Vamos hacia una sociedad que, frente a la crisis, se repliega en su butacón casero, se aisla y se traga en un fin de semana lo que tengan más a mano en el videoclub.
La prensa configura la opinión sobre todo lo que ocurre, sobre todo cuando no se tiene ninguna y el cine, nos acerca mediante la ficción a realidades que desconocemos. Nos acerca a mundos (universos se dice ahora) y realidades que diferentes.
Si alguien lee esta reflexión, le recomiendo que se gaste todos los días 1,30 € que cuesta un periódico y que acuda a ver dos de las películas que hay en cartel: "La caza", excelente película danesa sobre la crueldad humana y "El ejercicio del poder" un "thriller" francés sobre la ambición política, muy recomendables ambas.
En la primera, la simple sospecha criminaliza a un inocente frente a la palabra infantil, ésta mucho más veraz para una sociedad asustada. En la otra, se llega a decir que, el pueblo desconfía de los políticos sí, pero ellos tienen el poder. Id a verlas y ya me contareis si ha valido la pena gastarse unos cuantos euros a cambio de unos buenos ratos pasados en su contemplación. Y dejad el sillón de casa que descanse, que también lo merece.