El que fuera alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, sigue dando que hablar. En este blog dije hace algún tiempo que este individuo me daría motivos para acordarme de él. Estamos pasando una de las peores, por no decir la peor, crisis financiera y económica en la que se ha visto nunca nuestro país, con un acoso implacable de los especuladores que nos está llevando a una situación peligrosa. En estas, uno de los principales motivos de ese acoso según los expertos, es la impericia de este gobierno para gestionar el problema, con una falta absoluta de ideas y de actuación autónoma, que sólo sirve para aumentar aún más la desconfianza hacia nuestro país. Un gobierno en el que uno de sus ministros, tal vez para desmarcarse del resto, se ocupa ahora de legislar sobre los supuestos ya establecidos de interrupción voluntaria del embarazo, en concreto, el que avala la interrupción por malformación del feto. La ocasión para este hombre, parece ser la mejor, para sacar adelante sus planes. Cuando estuvo de alcalde, no había nada que le detuviese, siempre dentro de la línea megalómana que le caracteriza: grandes obras públicas, cambios de residencia para el gobierno municipal trasladado a la Cibeles (por cierto, por qué no se pone a la venta ese edificio tan horrible que sólo ha servido para decorar la plaza? Sería uno de esos edificios singulares que podrían venderse y sacar unos euros tan necesarios ahora). Intentó, el señor Gallardón, por dos veces sin éxito, que Madrid fuera sede olímpica. Me pregunto ahora en medio de la tormenta, cómo estaríamos en pleno 2012, si Madrid hubiera sido la elegida para organizar los Juegos en lugar de Londres? Nos estarían acosando los especuladores si la próxima semana fueran a inaugurarse aquí esos Juegos? A lo mejor, el entonces alcalde, con esa meridiana inteligencia que le caracteriza, barruntaba ya la que nos caería encima unos años después. Tal vez una Olimpiada nos habría salvado, quien sabe. No le creo capacitado para ello y la prueba la doy en el desafortunado comentario que hizo durante la campaña electoral de mayo, al decir que los Mercados, la Merkel, el BCE, la Moody´s etc. dejarían de presionar a España cuando vieran en su gobierno al Partido Popular, prometedor equipo salvador, con gente capaz de llevar las riendas de la política en España y no Zapatero que nos había llevado a la hecatombe. De ilusos está el mundo lleno y de gente absurda como él, también.
Lo que pretende ahora con esa legislación beata que está promoviendo es algo parecido a lo que ha hecho en ocasiones su amiga del alma, Esperanza Aguirre, una estrategia de distracción encaminada a pensar en otras cosas y no en las esenciales. En cómo promover la recuperación económica, uno de los principales factores que darían confianza no sólo a la población española sino a Europa y no echando balones fuera con lo del aborto y la herencia recibida. Y lo de la Valencia de Camps y Rita Barberá, con su chorreo de dinero en gastos superfluos y enconadas actitudes de adhesión inquebrantable con los corruptos? Y la saga caciquil de la Fabra´s family con su aeropuerto ornamental? y el fusionario Rato y su Bankia del alma? Todo esto y lo que aquí no pongo es lo que ha hecho que en Europa nos hayan tomado por unos nuevos ricos sin fundamento, incapaces de resolver nuestros problemas y todo porque este gobierno, incluido Gallardón, no ha emprendido una necesaria política de depuración y exigencia de responsabilidades a los culpables, que a sus ojos, sólo están en la herencia de Zapatero. Por ahí deberían haber empezado cuando ganaron las elecciones en lugar de haber estado perdiendo el tiempo como si en Europa fueran idiotas, tan solo pendientes de hacer lo que les mandaban en Berlin o Bruselas: "yo he hecho los deberes profe" repite incansable el listillo de la clase. Y en Europa son idiotas, claro.