Escribo este artículo mientras se está celebrando en Buenos Aires, la
votación para elegir la ciudad candidata a organizar los Juegos del 2020. Aun sin saber cual será el resultado de la misma, la delegación española que ha ido a la ciudad porteña, no tiene un perfil deportivo ni de lejos si exceptuamos al príncipe, esa
es la verdad.
Por tercera vez, Madrid aspira a organizar unos juegos
olímpicos después de sus dos derrotas anteriores y envía de representantes al acto, un grupo creado "ad hoc" para el evento. Dando por hecho que las ganadoras anteriores Londres y Rio de Janeiro, se llevaron el triunfo de su ciudad por ofrecer una mejor calidad en conjunto, infraestructuras, instalaciones
deportivas, seguridad y quizá algo de componente político. Cabría inferir que, si nuestras autoridades han vuelto a la carga en el intento de conseguir que
sea Madrid la ciudad que albergue los juegos de 2020, se debería a
que se han aprendido de las experiencias anteriores, pues en caso contrario,
sería una pérdida de tiempo.
La pregunta que cabría hacerse es, de que adolecía
Madrid cuando no fue elegida anteriormente y que las otras ciudades sí tenían. Qué
es lo que le faltaba a Madrid entonces? Se han subsanado aquellas carencias? Se
han hecho las mejoras correspondientes?
Recuerdo que uno de los triunfos más aireados por las
autoridades en la última ocasión, cuando ganó Rio, fue que los españoles o los
madrileños al menos, deseábamos con pasión mediterránea, la concesión de esa
organización. Es decir, bastaba con ese deseo para que el comité olímpico
fallase a nuestro favor. También se ofrecían instalaciones claro, la principal
el estadio olímpico para cuya
terminación, parece ser imprescindible que Madrid sea elegida sede de los
juegos, pues desde entonces, las obras han estado paradas y la graciosa Peineta
ofrece un aspecto lamentable.
Otro lugar elegido ahora y no entonces para ciertas
pruebas deportivas, es la plaza de toros, tal vez para consolidar más la marca
España. Puede que con la plaza Madrid, consiga epatar. Cuantas ciudades en el
mundo pueden presumir de ofrecer un coso taurino para hacer pruebas deportivas,
eh?
El estanque del Retiro, también es un activo de peso
que para pruebas náuticas puede causar admiración.
Hay otro local digno de admiración que, nuestras
autoridades incorporan al paquete de instalaciones, una guinda de última hora,
el Madrid Arena que adquirió fama internacional, porque allí, cinco jóvenes
perdieron la vida debido al exceso de aforo al que se llegó por el afán
recaudatorio de un gánster. Esperemos que se hayan ampliado los pasillos
de entrada y salida.
Otra joya, la Caja Mágica, rechazada en su día por
Rafa Nadal por considerarla peligrosa para la práctica deportiva. En fin, creo
que me olvido de otros lugares, lo que
no es de desear les ocurra a los organizadores.
El caso es que allá, a Buenos Aires, se ha ido la
delegación española, príncipe, alcaldes de Madrid y nuestro egregio presidente
de gobierno a hacer patria y decir lo mismo de siempre, que los madrileños
queremos los juegos sí o sí, es decir, los de Madrid tenemos incluso, un deseo mucho más apasionado que en las ocasiones anteriores, para que nuestra ciudad sea elegida. A la delegación, no le falta ilusión, sin duda, y si el éxito les
acompaña será que se han hecho bien las cosas. Incluso derribar instalaciones deportivas en Madrid por mandato municipal y dejar en el lugar un solar, puede que sea altamente valorado por el COI como muestra del bien hacer. Pero hay que admitir que una ciudad, aspirante a organizar unos juegos olímpicos, se dedique a derribar instalaciones deportivas, es cuando menos una extravagancia.
Sería deseable que, si Madrid es elegida sede
olímpica, cuando se pongan con las obras aprovechasen para dedicar unos miles de
euros para construir el polideportivo de La Latina, muy necesario en el barrio,
que Gallardón cuando era alcalde mandó derribar dejando en su lugar un inmundo
solar que los vecinos, deseosos de espacios para actividades, están aprovechando y al que llaman pomposamente Campo de Cebada, en La Latina, ese barrio de Madrid que lo único que tiene de latino es un teatro. Sinceramente, una ciudad olímpica tiene que pasar antes por ser una
ciudad deportiva, y esto no se consigue sólo con gente que corre por las calles
de manera compulsiva portando un brazalete en el brazo al que dirigen miradas angustiadas
cada cierto tiempo, ni con esas riadas de ciclistas que arrasan todo a su paso.
Bueno, siempre nos quedará la plaza de toros para hacer yoga y "la marca España" en su imparable proceso ascendente. Veremos.