Existe un lugar en Madrid al que vecinos y visitantes de ese barrio, llaman "campo de cebada", ya que se asienta junto al mercado de alimentación que lleva ese nombre. Como sabe el pueblo llano y también el de la montaña, en ese lugar se ahorcó al general liberal Rafael Riego, por mandato del rey Borbón Fernando VII, el ominoso.
En ese solar junto al mercado, cercado por unas burdas vallas de chapa del tipo de las que cercan los barrios de chabolas del extraradio, adornado con plantas y lineas en el suelo para delimitar una cancha de baloncesto, sillas y mesas recicladas, suele haber actuaciones de grupos musicales y entretenimientos para niños y mayores, eventos en nada parecidos a los que ofrecía la Gurtell.
Este sitio aparece cada vez más citado por gente que pasea por Madrid, a quienes les parece una iniciativa popular muy loable en tiempos de crisis económica y falta de recursos públicos. Lo destacan como un lugar de obligada visita, ese enorme solar cedido graciosamente por la autoridad municipal para disfrute de los vecinos. Vamos, un alarde de generosidad y altruismo del Ayuntamiento para este resignado pueblo matritense, acostumbrado a que le mangoneen sin decir esta boca es mía.
Visto así el tema, parecería que estamos en la ciudad de Paris, donde los vecinos de los barrios organizados políticamente en "comités de quartier", participan, proponen, deliberan y votan, sobre los asuntos que afectan a su barrio.
Bien, pues lo del campo de cebada, parecería lo mismo que en Paris,pero no es verdad. Aquí no hay comités de barrio ni nada que se le parezca. El ayuntamiento de Madrid, nunca pide la opinión a los vecinos sobre algo que les afecte. Si hay que hacer calles peatonales, los ciudadanos en un alarde de su desarrollada candidez, creen que lo hacen por ellos, para que los coches no les molesten y puedan pasear entre cascos de cristales rotos de botellones nocturnos. Porque en esas calles ahora peatonales, lo que empieza a surgir como las setas en otoño, son las sombrillas de las nuevas terrazas de los bares que haya en la zona, una gran fuente de ingresos para los munícipes.
Entonces, lo del campo de cebada? Qué tiene que ver con esto último? Muy simple, el campo de cebada nace como consecuencia de la demolición de un edificio municipal, que ofrecía un excelente servicio a los vecinos, el polideportivo que había en ese lugar, con piscina, gimnasio, cancha de baloncesto. El polideportivo fue pulverizado y convertido en un solar inmundo, sin un simple acondicionamiento digno para su uso, por mandato del eximio Gallardón, con la trola previa de que el edificio estaba viejo y que iban a construir otro en su lugar. Tras el derribo, echaron vista a la cartera y vieron que no tenían un duro para la obra. Si tuvieron dinero para la demolición pero no para construir otro pabellón de deportes. Entonces, para qué tirar el antiguo?
La chulería municipal, no sólo ha contado con la docilidad vecinal sino con la complicidad del grupo parasitario municipal de la oposición. Nadie ha protestado, al contrario, todo el mundo alaba el buen gusto popular (del pueblo) para redecorar el nuevo espacio. Ya digo, incluso lo citan los que visitan el barrio ignorando que ese cochambroso solar, durará el tiempo que tarden en construir lo que sea. Y que sepan, los "creativos" de actividades en el lugar, que serán desalojados de ahí, cuando haya dinero. Al tiempo.