De nuevo este señor me insta (vocablo muy de moda actualmente) a escribir algo sobre él. Bien a mi pesar, lo afirmo, dado que se trata de un individuo hacia el que no guardo ninguna simpatía, sobre todo por su comportamiento tan despreciativo y tan de chulería goyesca hacia los madrileños cuando era alcalde de esta ciudad. Se marchó por la puerta de servicio después de haber mandado derribar el polideportivo municipal que había junto al Mercado de la Cebada. Lo hizo para, decía él, construir uno nuevo. A la finalización del derribo, dijeron que no había más dinero para construir otro. Lo sabían de antemano y aun así, dejaron sin piscina a más de 250.000 vecinos de la zona que se quedaron con la cara a cuadros. En el lugar donde estaba el edificio, dejaron una inmunda parcela vacía, donde ahora los vecinos organizan "eventos culturales"y decoran con macetas de geranios y además se sienten muy agradecidos al consistorio por el pútrido solar. Qué pueblo este más sumiso y conformista, para que luego digan que pretendían dar un golpe de Estado rodeando el Congreso. Naturalmente, la gloriosa oposición política municipal, calló cuando el derribo del polideportivo, mientras curaban sus culos de las llagas producidas por las horas de asiento en escaños bien retribuidos y sin responsabilidades exigidas. Patéticos todos ellos.
Pero más patético resulta el ministro Gallardón, cuando llora ante los empresarios catalanes, advirtiéndoles no sólo de las desgracias que para su economía, supondría una Cataluña fuera de España, sino también para la propia España, con Cataluña fuera. Al ministro, carente de nervio político y dotes dialécticas, se le ha olvidado incluir entre las desgracias que conllevaría una secesión, la de la inevitable pérdida del "Clásico" Barsa-Madrid, y de cómo se solucionaría eso. Pediría el Barsa su inclusión en la liga de fútbol española, como el Mónaco en la francesa? Dios, cuanta desgracia.
Ni los empresarios catalanes ni su gobierno regional, el de la Generalitat, ignoran las consecuencias de esa salida independentista. Que recuerde el ministro cuando su partido presentó un recurso contra el Estatuto catalán ante el Tribunal Constitucional. La radicalización del discurso gubernamental catalán, no viene por nada.
Corre por ahí, ignoro si leyenda o realidad, una frase atribuida al último rey moro de la taifa de Granada, Boabdil el Chico, cuando lloró tras ser expulsado de su país por los Reyes Católicos. Dicen que su madre le espetó que en lugar de llorar como una mujer debería haber sabido defender lo suyo como un hombre. A Gallardón, no se le pueden atribuir habilidades negociadoras ni diplomáticas en asuntos de Estado, sólo sabe dar duros manotazos para hacerse notar, con su eterno gesto de enfurruñamiento, demostrando así, su carencia de ideas y proyectos progresistas. Ah! si, lo de que era progresista lo decían hace años los del PSOE.
El señor Gallardón, se atrevió a pronosticar en la pasada campaña electoral, que los males de España se acabarían cuando ellos, el Partido Popular, gobernasen, pues generarían confianza en Europa, ya que Zapatero nos había llevado a la ruina y por eso nadie se fiaba de él. Y cuando habla a los empresarios continua con sus augurios.
Ya como ministro, empieza a llamar la atención con su proyecto de reforma de la ley del aborto; luego se enfrenta a los jueces que le echan atrás otra de sus ocurrencias, continua sus disparates pretendiendo estos días, cobrar una tasa a todo aquel ciudadano que ponga denuncia ante algún juez o tribunal, con lo que la atención judicial gratuita a los ciudadanos, se evaporaría, en fin, un filón inagotable el de este individuo tan absurdo, para acabar ahora llorando cual plañidera, de los males y catástrofes que se nos avecinan con el tema Mas-Cataluña. Señor ministro, hay que negociar siempre, en política es imprescindible, otra cosa muy distinta ocurre en la carrera fiscal, donde Vd. milita y ejerce de acusador público. Sacúdase el miedo y trabaje por lo que tanto quiere Vd. y sus colegas: por ofrecer una imagen ante su país y ante Europa, de dignidad, confianza y sobre todo, de credibilidad que Vds. no están ofreciendo, es decir, adolecen de los mismos males que Vds. reprochaban a los socialistas. Esa confianza que Vds. no dan, es imprescindible para evitar la fuga masiva de capitales que se sigue produciendo en España y sin olvidar a los endémicos evasores de impuestos, amnistiados ampliamente y de los que no se ha vuelto a hablar. La confianza que ofrezcan Vds., debe servir justamente para todo lo contrario: para que entre el dinero. Reinvéntese Vd. y los suyos y dejen de dar lástima echando humo para ocultar la realidad, como hacían los de la Generación del 98 utilizando las metáforas para suplantar los razonamientos. Esta es la principal herencia recibida por Vds. además de la de Zapatero. Nietos del 98 y de sus temores.
A ver cual va a ser la próxima de Gallardón.
A ver cual va a ser la próxima de Gallardón.