Bildu y el derecho a una oportunidad
La desconfianza es el mayor enemigo que tiene la nueva organización política vasca frente al resto de las fuerzas políticas. Se dice de esa organización, que no tiene madurez democrática, como si alguno de los partidos que se formaron al comienzo de la transición en España, la hubieran tenido en el pasado. Comenzando por quienes desmantelaron el régimen de la dictadura, a la que habían servido en vida de Franco. El conglomerado de grupos que formaron la UCD, estaba compuesto por franquistas en su mayoría, incluso algunos de la extrema derecha. El PSOE, venía de un pasado en blanco, sin relevancia política en la clandestinidad y sin ninguna conexión con su pasado republicano. Lo mismo cabría decir del PCE, donde la práctica democrática nunca fue una de sus armas de trabajo y del que lo único que se sabía era que nos vendía una imagen idílica de la antigua URSS como referente ideológico por el que luchar.
Sólo el ansia de libertad movía los deseos de las fuerzas políticas entonces.
Otra cosa es la madurez que, por muy obvio que resulte decirlo, sólo se adquiere con la práctica.
Recuerdo lo que me dijo el presidente del tribunal que me examinaba en una reciente prueba de oposición a la enseñanza secundaria, tras haber concluido la prueba de didáctica: “A Vd. le falta experiencia didáctica, se ve que no la tiene”. Y para qué pensaría él que me encontraba yo allí? Lo mismo que contestaba Machado cuando le pedían que escribiera para el pueblo: “Qué más quisiera yo”, respondía el escritor, con cierta ironía sobre el carácter iletrado de este pueblo nuestro. El camino se hace al andar, también de Machado.
Lo mismo ocurre con Bildu, a quien se exige una pureza de sangre democrática exenta de visos violentos, lo mismo que a los judíos españoles en la época de la Inquisición. A los conversos, se les exigía un convencimiento pleno en la fe católica, se les daba a comer carne de cerdo para ver cómo respondían al reto, en fin, todo siempre de la misma manera. Y a los conservadores españoles, al Partido Popular, se le ha exigido alguna vez que condenara el franquismo? Y a las Cortes españolas, al Parlamento, alguien les ha pedido una condena del régimen de Franco?
Nadie se fia de ellos pese a ser Bildu, una coalición en la que hay partidos nacionalistas con práctica democrática desde que Eusko Alkartasuna, uno de ellos fundado por Carlos Garaicoetxea, primer Lendakari del Pais Vasco en la nueva democracia, se deslindara del PNV.
Creo que Bildu, se merece una oportunidad. En primer lugar, porque ya se la ha dado el pueblo vasco al elegirlo, premiando así la no violencia que se da desde hace dos años y en segundo lugar, porque es una coalición avalada por el Tribunal Constitucional cuyo argumento para legalizarlo, no puede estar basado más que en pruebas objetivas y no en cual haya de ser su devenir futuro. “Van a ser Vds. buenos ciudadanos y a condenar la violencia? Se imaginan a los jueces ante tal argumento? Sólo las leyes tendrán respuesta a esas preguntas baladíes.
Otegi, está diciendo estos días en que se le está juzgando de nuevo en la Audiencia, que la práctica de la violencia como apoyo a la estrategia política independentista ya no les sirve, con lo que estaría reconociendo implícitamente que en otras ocasiones les fue útil. Pero es que acaso no les fue igualmente útil a los nacionalistas del PNV mientras gobernaron en Euskadi? Alguna vez temieron ser víctimas de atentados terroristas de ETA algún concejal del PNV? Con esto no quiero decir más que lo que digo, que al nacionalismo le resultaba de utilidad el uso de la violencia como forma de presión para sus logros políticos. Aquella frase de Arzallus, “estos chicos…”, qué insinuaba con ello?
Lo que está ocurriendo es que, desde sectores de la derecha aparte de su desconfianza hacia Bildu, les ha invadido una especie de “horror vacui” que se daría en el caso de que hubiéramos conseguido de una vez por todas, acabar con la violencia en Euskadi, y ello conseguido con un gobierno socialista al que nunca reconocerán su mérito por el logro. "Que ETA desaparezca sin estar nosotros en el poder, es inadmisible" dirán. Qué hacer ahora, sin ETA con lo rentable que ha resultado ser?
Dejemos a Bildu que gobierne allí donde tiene potestad democrática para hacerlo y que se comporten como todos los gobernantes en España, tal como dice el ministro Rubalcaba. Ya digo, la democracia se consigue con la práctica, nadie nace demócrata como tampoco ingeniero.