Todo lo que está diciendo la prensa, TVs, Internet, etc. sobre la terrible desgracia que acaba de golpear a Japón, no deja lugar a nuevas aportaciones que no se ciñan a lo emocional, al impacto que puede causar algo que ha ocurrido tan lejos de aquí a seres humanos, a sus vidas brutalmente atacadas cuando no terminadas definitivamente. Todo lo que se diga sobre el dolor de la gente, en nada será comparable con el sentir de quien lo padece.
Conozco un amigo japonés, se l lama Ogiuchi, viene mucho a España, de la que conoce casi toda su historia literaria, sobre todo la del Siglo de Oro. Ha traducido al japonés el Quijote, es profesor en una universidad en Tokio, le encante España, sus costumbres y su vino, su cocina y sus pueblos, ya digo, sabe más de España que muchísimos españoles.
Le pilló en el baño, en una séptima planta del edificio donde se encontraba, no ha sufrido daños en su integridad, me lo ha contado por mail, volverá por aquí en abril, mientras tanto tendrá que colaborar en el levantamiento de la moral de su pueblo, acostumbrado ya aconvivir con las desgracias, y con el terror nuclear.
Ogi, desde aquí te deseo lo mejor para tí y para tu pueblo, acostumbrado también a resurgir de sus cenizas como el ave Fenix y volver al trabajo