DESFILE MILITAR
De nuevo surge la polémica sobre la conveniencia o no de celebrar la parada militar que todos los años desde hace algunos, ya en democracia, se celebra en el Paseo de la Castellana de Madrid. La derecha política siempre está con el ejército y asiste entusiasmada a los actos en los que aparecen nuestras FFAA, llevan banderas más que nadie pareciendo que los demás estamos en contra de cualquier demostración de "sacar músculo" que haga el ejército, como si en otros países se despreciasen los actos en los que aparece su ejército. Acaso no es para alegrarse ver esos fabulosos aviones, tanques Leopard, cuerpos militares elegantemente uniformados, mientras se nos informa por las megafonías que tal o cual cuerpo tiene una representación en soldados y armamento, en cualquiera de las misiones pacificadoras en las que nuestras tropas llevan participando desde que nuestro país se integró en Europa. Es una de las maneras que existen de contribuir con el esfuerzo común, al mantenimiento de la paz, al menos en nuestra machacada Europa. Se imagina alguien que, España, tradicionalmente aislada del resto de paises, al margen de conflictos y sólo dedicada a sus asuntos internos, para luego reclamar una parte del apoyo que necesitaría para su desarrollo, sin haber puesto nada en favor de los demás?
Tal vez ese habría sido el ideal de nuestros pacifistas, enemigos siempre del empleo de las armas para resolver los asuntos que con el sólo empleo del diálogo y el consenso, tendríamos suficiente. Quien no recuerda el berrinche que protagonizaros nuestras feministas oficiales, Olarra/Montero, pacifistas de postín, cuando el Gobierno de España, dirigido por Pedro Sánchez, decidió apoyar a la Ukrania invadida por la Rusia de Putin? Verdad es que, durante el día de ayer, nuestra "femipacifista" de primera línea, Irene Montero, lucía un precioso vestido morado que decía mucho en favor de su cambio de orientación.
Naturalmente, incluso si hay que aplaudir a la Guardia Civil, pues se hace, que no pasa nada. Todo es susceptible de reconversión, la civilización está donde se encuentra, gracias a su poder de adaptación. Ahora, algo así se nota, quien se acuerda que nuestro ejército, combatió a la democracia española y se alzó en favor de la "caverna" para impedir que aquella débil República prosperase. A este ejército actual, como hubiera dicho si no lo ha hecho ya, Alfonso Guerra no lo conoce ni la madre que lo parió. Eso, seamos sinceros, a todos nos gusta, y haber conseguido disipar la idea del golpismo militar, eso, el tiempo lo ha puesto en el sitio que le corresponde. Ahora, los problemas son otros, ya nos lo han enseñado, el miedo ya no está en los cuarteles, ni nadie habla ya de "ruido de sables", lo cual quedaría para un Narvaez o un Tejero, y así lo hemos aprendido y asumido. Lo cual no quita que el "energumenismo hispano" siga vociferando e insultando incluso con la ayuda de un megáfono, al presidente del gobierno de España que, dicho de paso, "ha sudado bien la camiseta" desde que ocupa el cargo y al que, desde esta tribuna sin público, le deseo continue por ese camino tortuoso que inició contra viento y marea.
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